El barrio de Palermo dura te muchos años fue el rey de los barrios porteños por la gran cantidad de bares y locales gastronómicos jóvenes que se instalaban en la zona. Sin embargo la suerte del lugar está cambiando y se perfilan claras competencias que amenazan con destituirlo de su rango de barrio predilecto. Los detalles. Palermo fue por excelencia el barrio preferido por los jóvenes y salidores nocturnos. Con una alta gama de restaurantes y cafeterías liberaba la lista de los asentamientos de bares modernos de la Ciudad. Sin embargo el barrio que supo mantenerse entre los preferidos de los porteños y visitantes extranjeros está siendo amenazado por una ola de barrios que se animan a comvetirlos con nuevos locales y otras innovaciones. San Telmo es uno de los barrios que esta dinamizando con estilo propio sus adentros. Una gama de ofertas gastronómicas, cervecerías artesanales y cafeterías modernas están poblando el lugar. Esto atrae a una gran cantidad de jóvenes que comúnmente frecuentaban el barrio de Palermo. Sin embargo lejos de emular a Palermo, San Telmo mantiene su estilo intacto. El aire bohemio, juvenil y a la vez antiguo logran una combinación justa que atrae no solo a los turistas sino también a las nuevas generaciones de porteños. Mientras que los barrios de Chacarita, Villa Crespo y Almagro intentaban simular el estilo de Palermo en cuanto a sus propuestas y formas, San temo decidió r por otra vía. Acentuó su estilo con la incorporación de nuevos locales de comidas rápidas y cervecerías arsenales que le permitieron captar a los clientes de Palermo ofreciéndoles otra opción viable. Así San Telmo pasó de ser un barrio con pocas a luces a convertirse en un barrio antiguo con onda juvenil. Hoy es común encontrarse en sus veredas internas con tiendas de diseños y un polo gastronómico inigualable. Sin embargo todos los espacios, negocios, restaurantes, cafés confiterías y tiendas de ropas llevan impreso el sello del lugar, un inconfundible estilo de informalidad, una mezcla de aire roquero y tanguero que se entrecruza y el inevitable sentimiento de permanencia en el barrio que en Palermo dejó de existir hace muchos años. Todos estos nuevos elementos sumados a los restaurantes modernos, las hamburgueserías con precios accesibles y ruidosas y las almas modernas que poblaron el lugar de apoco lograron consolidar un estilo y marcar una diferencia que gusta.