La histórica Confitería El Águila de gran valor patrimonial, una construcción de reminiscencias Art Nouveau, que cuenta con una entrada independiente sobre la Avenida Sarmiento 2715, fue restaurada, protegiendo el patrimonio arquitectónico y cultural de su construcción. En julio del 2019, el Ministerio de Economía y Finanzas de la Ciudad de Buenos Aires, lanzó la licitación pública por la concesión de la ex Confitería El Águila, situada en el nuevo Eco Parque porteño, por 15 años con una cuota mensual de $265.000, donde hasta ese momento funcionaba un Centro de Arte Contemporáneo de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF). La empresa adjudicataria ligada a los medios de comunicación, invirtió $700 millones para renovar el edificio y restaurarlo por completo. Se estima que en sesenta días volverá abrir sus puertas, como un nuevo restaurante bautizado “Águila Pabellón”, que dispondrá de una amplia oferta gastronómica.
El edificio se encuentra equipado por el mobiliario que se compró en un remante del ex Hotel Plaza de la Ciudad, que cerró sus puertas en el año 2018. El histórico edificio de 526 metros cuadrados, tendrá una capacidad para 325 personas, distribuidas entre las dos plantas internas, el primer piso y la terraza. A su vez, el restaurante tendrá dos salones exclusivos, una cava en el subsuelo para la degustación de los mejores vinos del país, con capacidad para cuatro personas, y un salón en el primer piso, con baño y servicio privado, con una capacidad para doce comensales.
La ex Confitería El Águila, ubicada en el predio del ex Jardín Zoológico de la Ciudad, fue diseñada por el arquitecto italiano Virgilio Cestari e inaugurada en 1905 por Santiago Canale. Era una sucursal de la lujosa confitería El Águila de la Avenida Callao y Santa Fe, que funcionó allí entre 1916 y 1972.
El Jardín Zoológico de la Ciudad fue creado en 1888, y su primer Director fue Eduardo Holmber, quien permaneció en ese cargo por quince años, y le dio un carácter más científico al predio. El segundo Director fue Clemente Onelli, desde 1904 a 1924 y su gestión le dio un gran impulso al jardín zoológico, con un aspecto más didáctico, ya que instaló paseos de ponis, elefantes y camellos. De las cien mil personas anuales que visitaban el Zoo porteño en la gestión de Holmberg - Clemente Onelli, pasó al millón y medio de visitantes, un número que se mantuvo como promedio histórico hasta su cierre en el año 2016. En este Zoológico nació el primer elefante asiático en un zoo del mundo. En 1997, el Zoo fue declarado Monumento Histórico Nacional, y en el año 2016, el Gobierno de la Ciudad declara la conversión del Jardín Zoológico de la Ciudad en un Ecoparque Interactivo.