Qué distingue a los bares notables de la Ciudad y cómo pueden perder su título

Qué distingue a los bares notables de la Ciudad y cómo pueden perder su título

Los bares notables forman parte del ADN cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, funcionando como puntos de encuentro emblemáticos para vecinos y turistas. Actualmente, 88 bares, billares y confiterías ostentan esta distinción, que reconoce su valor histórico, arquitectónico y su relevancia en la vida social porteña. Sin embargo, algunos han perdido esta categoría al modificar su esencia. Especialistas en restauración explican qué criterios deben cumplir estos establecimientos y cómo logran mantener su identidad a lo largo del tiempo.

La Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables de la Ciudad de Buenos Aires define que un bar es notable cuando está vinculado con eventos o actividades culturales significativas, posee una arquitectura distintiva o tiene un arraigo especial en la identidad barrial. En este sentido, Horacio Spinetto, arquitecto e investigador urbano que presidió la comisión en sus inicios, precisó: "Para que un café sea considerado notable debe tener cierto tiempo en su rubro (al menos 20 o 25 años de antigüedad), que allí hayan ocurrido cosas de interés para la ciudad o que hayan concurrido personas valiosas desde el punto de vista de ser un referente barrial". De este modo, algunos bares se destacan no solo por su antigüedad, sino también por su importancia en la comunidad.

Actualmente, la Ciudad sigue ampliando la lista de bares notables. María Pía Moreira, subgerente de Investigaciones de la Gerencia de Patrimonio del Gobierno porteño, indicó que "el año pasado se sumaron cinco a la lista, y a la fecha ya son 88. Lo que estamos tratando actualmente es de incorporar establecimientos de barrios que no tienen bares notables". Hasta ahora, la mayor concentración de estos establecimientos se encuentra en los barrios de la Comuna 1, como San Nicolás, Montserrat y San Telmo, donde se ubican íconos como el Café Tortoni, La Ideal y La Giralda. No obstante, en otras zonas de la Ciudad la cantidad de bares con esta distinción es considerablemente menor.

La designación de bar notable otorga ciertos beneficios a los establecimientos, permitiéndoles participar en eventos culturales y turísticos organizados por el Gobierno de la Ciudad. Entre ellos se incluyen el Festival de Tango, la Noche de la Música y el ciclo Feca, además de actividades gastronómicas y artísticas. Sin embargo, ser notable no es sinónimo de distinción o elegancia. Spinetto aclaró que muchos de estos bares tienen un perfil más popular y barrial, siendo un punto clave para la vida cotidiana de sus vecinos.

A pesar de su valor simbólico, algunos bares han perdido su carácter de notables tras modificaciones que alteraron su esencia. "La comisión ha retirado en algunos casos el carácter de notable", señaló Spinetto. Un caso paradigmático es el del bar El Chino, en Pompeya. Su fama se debió tanto a sus empanadas como a la personalidad de su dueño, quien atrajo a artistas como Joaquín Sabina y José Sacristán. Sin embargo, tras su fallecimiento, el nuevo propietario realizó reformas que transformaron completamente el lugar. "Cuando abrió, volvimos y nos encontramos con que las características que hacían al local notable habían desaparecido", relató Spinetto. Este tipo de cambios pueden provocar que un bar pierda la categoría si se considera que su identidad fue afectada.

En este contexto, los especialistas en restauración juegan un papel clave en la preservación de estos espacios. El arquitecto Alejandro Pereiro, quien ha liderado la recuperación de lugares como La Giralda y La Ideal, explicó que la conservación no solo debe respetar el valor histórico del sitio, sino también garantizar su viabilidad comercial. "Que sea un bar notable no significa que sea una obra preservable", comentó. En algunos casos, los establecimientos deben ser declarados Áreas de Protección Histórica para que se establezcan restricciones más firmes en las modificaciones.

Pereiro detalló que, en cada proyecto, se analizan los elementos fundamentales que dan identidad al bar. "En La Ideal, por ejemplo, hemos respetado hasta la última voluta que estaba recubierta de oro, y hoy tiene oro de nuevo", expresó. Sin embargo, también destacó que cualquier reforma debe garantizar la rentabilidad del establecimiento, ya que sin sustentabilidad económica, su preservación se vuelve inviable. En este sentido, recordó el caso de un café notable que cerró por falta de clientes, a pesar del apoyo simbólico de los vecinos. "Si en vez de abrazar el edificio hubieran venido a tomarse un café de vez en cuando, no hubiésemos tenido que cerrar", comentó el dueño en aquel momento.

Uno de los bares más representativos de la Ciudad es El Gato Negro, ubicado sobre la avenida Corrientes. Fundado en 1927 como una casa de especias, en 1997 se convirtió en café y poco después fue designado notable. Su actual propietario, Jorge Crespo, destacó la importancia de mantener su esencia: "Este formato de café, con las ramas de canela y los frascos de especias sobre los mostradores, las tolvas de café, eso es algo que hay que preservar". Además, en los últimos años, Crespo adquirió otro notable, el Café Thibón, con el mismo compromiso de conservación.

Los bares notables representan una parte esencial de la identidad porteña, no solo por su historia, sino por su impacto en la comunidad. La distinción no es permanente y los cambios drásticos pueden hacer que un establecimiento pierda este reconocimiento. Sin embargo, quienes apuestan por mantener estos espacios, respetando su esencia y adaptándolos a los nuevos tiempos, contribuyen a preservar el alma de la Ciudad. En cada taza de café y en cada encuentro en sus mesas, sigue latiendo la memoria de Buenos Aires.