Podríamos citar como antecedentes valioso el dictado de la ley 522 sancionada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1867, por la cual se extendieron los límites de la Capital Federal, hacia el oeste, hasta una línea que conformarían hoy las Avenidas Juan B. Justo, Córdoba, Medrano, Castro Barros, Boedo y Avda. Sáenz. Más allá de este límite se encontraba el pueblo de San José de Flores, que era parte de la provincia de Buenos Aires.
Sin duda la fijación del límite urbano en terrenos pertenecientes a los grandes propietarios de la zona valorizó los mismos al tiempo que comenzó un mayor poblamiento de las quintas al producirse el fraccionamiento de las mismas y abrirse las calles. El camino que el 6 de marzo de 1882 tomó el nombre de Boedo, por disposición del presidente de la Corporación Municipal, Torcuato de Alvear , era tránsito obligado de las tropas de ganado que se dirigían hacia el sur y así, el movimiento que ello provocaba incidió en que sus adyacencias iniciaran también un lento proceso de urbanización. Para esos años ya se observa un gran número de calles abiertas, en especial Europa (actual Carlos Calvo), Comercio (actual Humberto Iº), San Juan, Juan de Garay, Chiclana, etc. que permitían llegar al Paso de Gowland (Av. La Plata) o al Paso de Burgos (Puente Alsina).
La calle Boedo se va convirtiendo, de a poco, en el centro de la actividades comerciales, educativas y artísticas para la población que se iba afincando en una amplia zona que abarcaba mucho más allá de los actuales límites del barrio de Boedo, que -según las Ordenanzas 23.698 y 26.607 se encuentra limitado por la actual calle Sánchez de Loria y las avenidas Caseros, La Plata e Independencia.
No fue ajeno al desarrollo de la zona (aún no vamos a llamarla Barrio), como en otros arrabales de la ciudad, la llegada del tranvía eléctrico. Boedo fue de las primeras calles testigos de este novedoso medio de transporte probado por primera vez en nuestro país en la ciudad de La Plata en 1892. En Boedo 750 Teodoro Vail constituye la empresa que se conocería con el nombre de la “La Capital”, siendo la primera que cambió la tracción a sangre por el sistema de electrificación. Su primer recorrido uniría Boedo con San José de Flores, inaugurándose la línea el 4 de diciembre de 1897, con una tarifa de diez centavos. Se utilizaban en aquellos años los denominados tranvías Imperiales, de dos pisos, cerrados abajo y abiertos arriba con una protección de lonas laterales. A partir de ese momento comenzarían a cruzar la barriada distintas líneas que llevaron el progreso en todas direcciones. Cuatro fueron las terminales con las que contó el barrio y es en los terrenos que ocupó una de ellas, bautizada precisamente como Estación Vail, en la calle Sánchez de Loria entre Carlos Calvo y Estados Unidos, donde –en poco tiempo más- se diagramará la primer plaza del barrio de Boedo
Lic. Aníbal Lomba