Afortunados para algunas cosas desafortunados para otras. El caso de los millennials y las peripecias de conseguir una tarjeta de crédito en una urbe turbulenta. Los detalles
Todos hablan de los millennials, la generación que quedo en el e medio de los mas tecnológicos y los tradicionales de siempre.
Una generación que rompe todos los estereotipos que domina las redes sociales pero no tienen el interés de aprender Excel.
Sin embargo las especificaciones de los millennials no termina ahí. Tan útiles como necesarios y agiles sufren las consecuencias de ser los del medio.
Los millennials aman y odian al mismo tiempo las formalidades bancarias.
“A lo largo de estos veintitantos años de vida, siempre he preferido ser pragmático: si puedo pagar el Uber en efectivo, pagar un vuelo nacional con la tarjeta de débito o pedirle el favor al tío barrigón que vive en Estados Unidos que me compre el último álbum de Kendrick Lamar, pues ¿qué necesidad tendría de esclavizarme ante una tarjeta de crédito? Afirma Sebastián De 26 años.
Sin embargo las exigencias económicas, la inflación y las facilidades que otorgan la tarjetas de crédito son una de las razones del porque muchos se aventuran a pode conseguirla.
Tener la independencia de los padres siendo un millennials es muy difícil. Los sueldos no son los de años anteriores cuando a los 30 años ya debías tener tu propio departamento.
Por otra parte los millennials se caracterizan por cambiar de trabajo cada 6 meses lo que dificulta las condiciones para ser aptos para créditos bancarios o tarjetas de crédito.
Aquellos que logran consolidar una tarjeta o préstamo suelen caracterizarse por ser sumamente olvidadizos y aunque se los considera como la generación de los nobles suelen ser los más irresponsables a la hora de pagar por lo que también se traduce en no aptos para tarjetas de créditos o bien para aumentarles el limite.
Y aquí vienen la cuestión. No todos los milennals son iguales y aunque comparten rasgos as o menos parecidos no suelen responder de la misma manera no tiene las mismas oportunidades laborales y no suelen desestimar el pago de las cuentas como todos.
El encasillamiento de los millennials les trae muchos beneficios pero también muchos dolores de cabeza cuando intentan desencadenarse del concepto general que de ellos se tiene.
A pesar de todo no todas las puertas de los créditos se cierran para los millennials y una vez que logran demostrar que individualmente suelen responder responsablemente se les abre un panorama diferentes que marca el inició o el reconcomiendo social a la adultez y solvencia económica tan difícilmente lograda por los millennials.