Un primer semestre del año negativo para todas las libreras barriales. Una economía que por primera vez en años, perjudica la venta de libros. Quizás sea por el creciente uso de las tecnologías que permiten el acceso virtual a los libros del momento. No obstante las libreras sufrieron una baja en lo que fu la primer etapa del año. Muchas de ellas se cerraron como la librera ADN Buenos Aires de la Avenida Corrientes al 1671. El cierre de este lugar ocasión una alarma entre todos los porteños que sintieron el peso de una economía difícil de atravesar que comienza a ser manifiesta. Semanas anteriores se cerraba en Palermo, Prometeo, otras de las libreras clásicas del barrio. Las ofertas de libros, las liquidaciones las rebajas y el grito desesperado de las libreras por lograr una salvación se convirtió en la protagonista de las redes sociales hace dos meses. Según Ezequiel Líder , propietario de una de las libreras más destacadas de la Avenida Corrientes, el primer semestre del año fue el peor que se vivía en el rubro del comercio librero. Se estima que la venta fue un 15 % menos que en 2015. Aparentemente la economía en riesgo llevaban a los porteños a ahorrar en libros y en viajes. Eso según una estadística del centro de estudios económicos del país. El taxi, los viajes al exterior, las vacaciones no feriados puentes y los libros ,los rubros más afectados de la economía Argentina. Los libros usados, los cafés o las exposiciones literarias sostenían las libreras cuyos servicios incluyan más que la vente de los test sellar. El motivo por el que mucha librerías cerraron sus puertas es el aumento del alquiler un 50% más que el año anterior. Sostener el monto del alquiler, las facturas de servicios que duplicaron sus costos y las bajas ventas, llevaron al sector a quedar cada vez más atados. Por otra parte la liberara Meta cultural del Parque Rivadavia coincidí en que a diferencia del año pasado los fines de semana solo se venden unos pocos ejemplares y pensar en el negocio librero como una salida económica ya no es una posibilidad. Aparentemente las expectativa no son buena para lo que resta del año. Débora Ynover, de Norte (Las Heras 2255), cuenta "Las personas hojean 10 libros y, con suerte, se llevan uno. Me preocupa porque tengo varios empleados a cargo", dice la propietaria de una de las libreras más prestigiosas de la ciudad de Buenos Aires. Las libreras que aún se sostienen lo hacen por el enorme prestigio que los acompaña de años. Sin embargo las liberaras pequeñas tienen pocas opciones: cierran sus puertas hasta nuevo aviso, o esperan que la situación mejore ofreciendo otra alternativa más económica al público.