Día a día, por experiencia propia, y de allegados también, llegamos a la triste conclusión, que se han ido perdiendo los referentes técnicos para el mantenimiento del hogar.
Encontrar un plomero, electricista, gasista, jardinero, capacitado y que cobre de manera equitativa, de acuerdo a las diferentes necesidades, se transformó en una suerte de misión casi, diría, imposible...
Todavía recuerdo el aroma de las zuelas y del pegamento utilizado por Don Victorio, el zapatero de lai familia...Un auténtico artesano, profesional del oficio. Me llamaba muchísimo la atención la prolijidad con que llevaba a cabo la tarea. El respeto por la palabra empeñada. Me encantaba cuando podía ingresar al taller, un espacio de trabajo, pero también de creatividad. Sus arreglos duraban, muchísimo...
Don Victorio, un día partíó, como indica la ley de la vida...no tuvo sucesor..
El año pasado, en la casa familiar, el bidet dejó de funcionar como lo venía haciendo. De inmediato comencé a buscar a un especialista en el tema. El tiempo pasaba y no encontraba respuesta para solucionar el problema. Hasta que una vecina de confianza, me recomendó un plomero. Nos comunicamos, todo correcto hasta que se le informa que el temática en cuestión: el bidet. Comenzó a dar vueltas, a enunciar excusas, "pero como viene recomendada, voy a ir". ¿¿Ustedes lo vieron al señor??
El día acordado, a la hora señalada, ausente sin aviso. Llamo para saber que había pasado? Me contesta una voz femenina, que de manera cortante, dice "ya salió". Corto y me comunico con el celular del plomero contratado y luego de mucho insistir, responde que había "pinchado una goma"...Cuando la realidad se mezcla con la fantasía, la falta de palabra, las pocas ganas, y tal vez el poco rédito de la visita...por no decir la falta de respeto, que para algunas personas cuenta...se genera un intercambio de palabras, con un resultado único: el bidet sigue sin funcionar.
¿Es más sencillo no comprometerse, no?
Pero volviendo a los oficios y a los trabajadores que se destacan, qué importante es la labor que algunos todavía realizan de la mejor manera..Como por ejemplo, Elias, el paraguero del barrio, con sus 83 años, cada mañana abre el taller para "encontrarle la vuelta" a ese paraguas maltratado por el temporal.
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