Cada vez se consultan menos libros y solo sobreviven algunos clásicos. La mayoría de las bibliotecas funcionan como centros de estudios y poseen poco estudiantes suscriptos. ¿Se lee menos o se lee en otro lugar? El debate que ya está en marcha.
Las bibliotecas están en decadencia y la noticia inicia un debate. Sin embargo los defensores de la tecnología admiten que la decadencia de las bibliotecas no significa una disminución en el gusto por la lectura sino que tiene que ver con algo espacial.
Los menos positivos afirman que el gusto por a lectura tranquila y el libro palpable dejo de ser una opción favorita de las nuevas generaciones.
La Biblioteca Martín del Barco Centenera revelo que existen unos 30.0000 libros encerrados bajo llave. El protagonismo de los grandes ejemplares parece deteriorado por las múltiples pantallas de las notebooks que hay en la sala. Los colores gastados de los diversos volúmenes contrastan con el amarillo y verde de los carteles de BA WI-FI gratuito y libre. Las únicas letras impresas que se observan sobre las mesas son fotocopias y apuntes de estudio.
Por un lado las bibliotecas todavía existen pero debieron adaptar sus formatos a las nuevas demandas del mercado estudiantil.
Hoy los mayores adeptos de las Bibliotecas son los extranjeros que estudian en la Ciudad de Buenos Aires y o usan como espacio de reunión en grupo de estudios previos a los exámenes.
Los responsables de las Bibliotecas admiten que la mayoría de los visitantes no se suscriben ni leen siquiera ningún libro. En su mayoría son estudiantes de medicina y algunas carreras humanísticas pero casi nunca de física o química.
Existen alrededor de 30 bibliotecas dependientes de la Ciudad de Buenos Aires donde el descenso cayó hasta un 41% entre 2006 y 2016.
Javier Martínez, Director General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura de la Ciudad, explica que "la razón fundamental de esta reducción en la consulta y préstamo de libros tiene raíz en el cambio del paradigma, el rol y los servicios de la biblioteca en la era digital". Y revela que "se están convirtiendo en lugares dinámicos de encuentro, donde la gente utiliza los espacios para estudiar, trabajar, reunirse, o simplemente acercarse a una actividad que ofrece la biblioteca (taller, clínica, presentación, charla, curso). En una mismo espacio conviven, coexisten e interactúan distintos climas, acciones y actividades que suceden en simultáneo".