Sarampion

Argentina, país libre de sarampión

Sin duda que un logro para la salud pública de nuestro país y de toda América. El último caso autóctono en territorio argentino se registró en el 2000, luego se detectaron unos pocos provenientes de viajeros que llegaban al país con la enfermedad. Sin duda que una muy buena noticia que alienta a seguir adelante, sin bajar los brazos, ni los operativos de vacunación. El sarampión es la quinta enfermedad que se logra prevenir con la aplicación de la vacuna y que también se puede eliminar. La primera, en 1971, fue la viruela, luego, la polio en 1994, más tarde llegaría la rubeola junto con el síndrome de la rubeola congénita en 2015. Los avances científicos y tecnológicos permiten conocer a través de pruebas de laboratorio, de qué parte del mundo es el virus que está causando una enfermedad. Recordamos que se trata de una patología altamente contagiosa de origen viral y que afecta a niños, lactantes, adultos con inmunodeficiencias y en general a cualquier persona que quede expuesta al virus. Se caracteriza ´por la aparición de manchas rojas en el rostro y cuello que se van expandiendo por todo el cuerpo. Otro de los síntomas a tener en cuenta es la fiebre muy alta. La recuperación suele llevar entre dos y tres semanas. Puede llegar a presentar secuelas como trastornos neurológicos y hasta ceguera. Es mortal en el 3 y 6 por ciento de los pacientes. Los más vulnerables son sobre todo los pequeños de seis a once meses de edad. El virus puede vivir hasta dos horas sobre superficies contaminadas. La vacuna contra el sarampión, de virus vivo atenuado, se encuentra asociada a la vacuna contra la papera y rubeola, conocida como "Triple Viral". Su aplicación es de carácter obligatorio a todos los niños menores de un año. Luego se sumará un refuerzo al ingreso escolar de acuerdo con el Calendario Nacional de Vacunación. De no haber recibido estas dosis, se puede completar con una aplicación a los once años de edad.