En el año 2000 la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo con la inestimable ayuda del Sr. Julio Timo concretaron el homenaje al Cuerpo Voluntarios de Galicia sobre la calle Gallegos, que recuerda al Tercio de Gallegos , conocido también como: Batallón de Voluntarios Urbanos de Galicia, Tercio de Voluntarios Urbanos de Galicia, Batallón de Galicia o Batallón de Voluntarios de Galicia, fue esta una unidad miliciana de infantería creada el 17 de septiembre de 1806 con voluntarios nacidos en Galicia residentes en Buenos Aires. Fue creado a causa de la primera de las Invasiones Inglesas al Virreinato del Río de la Plata y fue disuelto en enero de 1809 por su participación en la Asonada de Álzaga.
Su primer jefe fue el ingeniero militar Pedro Antonio Cerviño oriundo de Campo Lameiro, Pontevedra
El cuerpo se formó como respuesta a la proclama lanzada por Santiago de Liniers el 6 de septiembre de 1806, instando al pueblo a organizarse en cuerpos separados según su origen:
Los voluntarios fueron reclutados sobre la base de la "Congregación del Apóstol Santiago el Mayor, de Hijos y Oriundos del Reyno de Galicia" y a la Escuela de Náutica, fundada por Cerviño.
De la primera institución, una especie de asociación mutual gallega, provenía el segundo comandante del tercio, José Fernández de Castro, y la mayoría de los voluntarios. Fueron citados a presentarse en el Fuerte de Buenos Aires el 12 de septiembre de 1806.
Se estableció la elección por parte de la tropa del comandante y de los oficiales. La buena instrucción del cuerpo hizo innecesario que le fueran asignados soldados veteranos de la guarnición para instruirlo.
Sus banderas fueron bendecidas el 1 de noviembre en la catedral de Buenos Aires.
Durante el ataque británico a Buenos Aires del 4 de julio de 1807, el Tercio de Gallegos integró la División del Centro (Bandera Blanca), cubriéndose de gloria en el Retiro, donde la Compañía de Granaderos del tercio, sin municiones, logró romper el cerco británico a punta de bayoneta
Los años pasados fueron deteriorando el magnífico mural que afortunadamente encontró en las manos de generosos vecinos con el Sr. Eduardo Sabato a la cabeza, y algunos artistas que dejaron su nombre al pie del mural, la posibilidad de su restauración lo que hoy hace que luzca como recién inaugurado