El Hotel Castelar, ubicado en la Avenida de Mayo 1152, del barrio porteño de Monserrat, cerró definitivamente sus puertas a causa del aislamiento obligatorio, por la pandemia del coronavirus. Desde el comienzo de la cuarentena, la empresa que administraba este prestigioso Hotel, no recibía ningún tipo de ingresos. Los Directores del establecimiento, anunciaron que no podrán pagar los salarios completos de sus 60 empleados, y se les ofrecerá un retiro voluntario de un 35 %, de los que le correspondería por su indemnización.
El 20 de Marzo, cuando se decreto la cuarentena obligatoria, los empleados del Hotel, firmaron un documento en el que acordaban con la empresa administradora, la suspensión de las tareas, debido al Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Desde ese momento todos sus empleados dejaron de cobrar los sueldos, y recibieron un telegrama en el que quedaba expresado la prolongación de ese documento acordado con los dueños del Hotel.
Al comienzo del aislamiento obligatorio, el Hotel Castelar contaba con un 80 % de ocupación, en sus 150 habitaciones disponibles, con un precio estimado en $3.500 por noche.
El Hotel Castelar, declarado Patrimonio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, fue fundado el 9 de noviembre de 1929, y fue considerado en esa época, uno de los edificios más altos de la Avenida de Mayo, con sus 55 metros de altura. Fue el primer Hotel en tener un comedor con refrigeración y un Spa. Sus habitaciones albergaron a escritores, pintores, poetas, políticos, periodistas, y demás personalidades famosas de la década del 30. En su Subsuelo, además de su famoso Spa, el Hotel Castelar conserva la habitación donde vivió durante seis meses el poeta español Federico García Lorca. El lugar fue restaurado por completo, para que los visitantes puedan apreciar como era el espacio donde habito el reconocido poeta andaluz. Durante sus 90 años de historia, el prestigioso Hotel mantuvo como propietarios a la Familia tradicionalista Piccaluga-Mayorga, incluso hasta su actual cierre, se encontraba el bisnieto de la familia fundadora, Pedro Armando Mayorga. El emblemático edificio fue construido por el Arquitecto Italiano Mario Palanti, quien también diseño el Palacio Barolo y la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires.