Datos alarmantes identifican al barrio porteño de Flores como la que mayores talleres clandestinos presenta. Niños y jóvenes en situación vulnerables, las victimas
Según estadísticas oficiales existen 2.200 niños viviendo en 350 talleres textiles clandestinos en el barrio de Flores, que por alguna razón es la predilecta por las empresas textiles sin autorización para establecer allí sus emprendimientos no regulados por la ley
La denuncia estuvo a cargo del legislador Gustavo Vera, quien preocupado por la situación, encabezó una conferencia de prensa en el Parlamento local, junto a delegados de gremios docentes y costureros quienes apoyaron la denuncia y relataron la experiencia traumática de los niños que acompañan a sus padres y en muchos casos habitan por días estos lugares por días, poniendo en riesgo sus vidas.
Vera, hizo alusión además a la desagradable sensación de convivir con esta realidad cotidiana y solicito la colaboración del Gobierno de la Ciudad para que intervenga en esta dolorosa situación y para que acompañe a los docentes, en su lucha contra los talleres clandestinos.
Olga Cruz Ortiz, costurera de la organización La Almeda, relato que los niños que acompañan a sus padres en la difícil tarea de trabajar en estos lugares, están en situaciones de absoluta insalubridad, respiran el polvillo del lugar y consumen muy poca agua. También hizo alusión a la desnutrición de los niños debido a que la ración de comida que perciben en el lugar es precaria y no apta para niños en etapa de desarrollo.
Las raciones de comida que reciben los trabajadores como parte del trabajo realizado, son mínimas y a veces incluso en mal estado.
La situación es preocupante para quienes conocen la realidad cotidiana de los talleres clandestinos, donde las horas de trabajo no están reguladas por el Ministerio del Trabajo y las actividades superan las 17 horas diarias, por salarios bajos, lejos del básico familiar aceptable.