Pasó tiempo desde que Jorge Bergoglio se convirtió en Francisco. Sin embrago allá lejos y en Roma actual, la cuestión del recuerdo continua ocupando los pensamientos del mandatario mayor de la Iglesia Católica. Los detalles.
Pasaron 4 años desde aquel marzo de 2013 cuando asumía la responsabilidad de Máximo Pontífice del credo católico el ex obispo de la Ciudad, Jorge Bergoglio.
Sus zapatos humildes, dejaron huellas profundas en los barrios humildes en las casas de familias más necesitadas. Bergoglio sabía dejar huellas. Eso todos los saben.
Sn embargo su barrio, sus calles, su gente, sus rituales, sus credos sus costumbres calaron hondo en los sentimientos de Francisco que aprovecha cada ocasión para referirse al mismo.
El 13 de marzo de 2013 cuando asumía en su nueva función se refirió a su barrio como el rincón del fin de mundo. Aquellos que compartieron con él la Misa, una charla, una mesa de comidas, una tarde de mates o una simple confesión ahora lo verían desde la Tv anunciando las buenas nuevas.
Aquel marzo de 2013 apenas conocida la novedad afirmo: "Parece que han ido a buscar al nuevo pontífice al fin del mundo".
A pesar de los lujos del momento la distancia parece no tratarle bien a Bergoglio que no deja pasar una oportunidad para recordar en cada discurso su Flores natal.
Los sábados de Misa, las homilías imperdibles del domingo, la mirada de los infantes a pinto de tomar la comunión, el frente de la casa en la que vivió gran parte de sus vida ,sus amigos del barrio, sus líneas de colectivo preferidas, todo parece estar tal cual lo dejo Bergoglio con algunas modificaciones muy pequeñas.
Hace 4 años que todo el mundo conoce Flores por la reminiscencia del Papa y quienes aun no la conocen sienten curiosidad por el barrio que marco el destino del mismo.
A pesar de la creencia popular de que el barrio se convirtió en un destino turístico obligatorio, los vecinos aseguran que esto no sucedió.
Quejas de inseguridad, descuidos y poca atención de parte del estado son solo algunas de las cuestiones que reclaman los vecinos.
A pesar de la popularidad que adquirió el barrio en los últimos años, y de la mirada delo curiosos que en cada visita turística religiosa merodean la zona, Flores sigue siendo el mismo que dejó sin quererlo el Papa Francisco.
Según trascendió la conservación del barrio como espacio de destino turístico pero no idolatra es unan idea de Francisco.
Desde un comienzo el se mostro escéptico con que se comercializara objetos, remeras y otros accesorios con su nombre o rostro con fines turísticos publicitarios.
La figura del Papa no se convirtió en un negocio al menos para los vecinos de Flores.No hay a la vista venta de fotos del chico que fue ni de sus primeros años de cura. No hay remeras, ni vinchas, ni tazas.
Bergoglio vivió sus mejores años en Membrillares al 500.Segun los vecinos linderos los turistas suelen llegar generalmente los sábados acompañados por un tour del Gobierno de la Ciudad que explica los momentos más trascendentales del joven párroco que un día llego a ser Papa.