Surgieron como la contracara de los teatros nocturnos. Una propuesta diferente que suma cada días más adeptos. Todo indica que las costumbres porteñas de teatros nocturnos van siendo reemplazadas por nuevas modalidades. El interés por el teatro lejos de extinguirse crece cada días más. Esto implica que las funciones también se van modernizando. Las funciones de teatrros a plena luz del día dan fe de esta creciente forma de hacer novedoso lo tradicionalmente estructurado. Las funciones al aire libre y a plena luz del día ya son una realidad porteña muy bien asimilada en la Ciudad de Buenos Aires. Las bajas temperaturas fueron la excusa perfecta para promocionar este tipo de espectáculo que a pleno calor del cálido sol de julio llenaron el espacio con un público no pensado. Esta propuesta comenzó siendo una alternativa para el teatro infantil de las vacaciones de Julio y los meses de enero y febrero. Sin embargo la propuesta se extendió al público en general que vio con buenos ojos la posibilidad de disfrutar de un espectáculo a plena luz solar. Durante muchos años la tradicional salida porteña consistía en teatros nocturnos y cenas posteriores o viceversa. La creciente ola del resurgimiento de teatros independientes y la necesidad de renovarse del teatro tradicional dieron mucho resultado nuevas propuestas artísticas que degeneraron en una ruptura con las antiguas formas de hacer teatro Si bien es verdad que uno de los elementos más destacados y representativo del teatro son las luces artificiales hoy son reemplazados por las luces naturales y el juego de sonidos. La misma magia pero con un estilo mucho más renovado y natural el teatro se abre con nuevas propuestas. La propuesta comenzó solo algunos días a la semana en tiempos de vacaciones como excusa perfecta a la falta de funciones y el colapso de las personas. Sin embargo hoy constituye una opción válida y preferencial para muchos porteños que deciden disfrutar de un espectáculo distinto y sumarse a la modernización en este aspecto. "La elección del horario no responde a una especulación marketinera. Fue un ejercicio de coherencia con una demanda genuina de la obra, de las condiciones que la hicieron posible. La ensayamos por las mañanas a plena luz de día, con la claridad entrando por todas las ventanas. Cuando intentamos una puesta de luces convencional nada lograba el mismo efecto de sinceridad poética. Incluso nuestros cuerpos y los del público logran otro nivel de afectación, de porosidad receptiva cuando para todos han pasado pocas horas de recién salir de la cama. Hasta el sonido es distinto, se habilita otra sensibilidad" comenta Cesar Vázquez , coordinador de actores Independientes de Teatros Argentinos.